Alargo
mis brazos para asir sus manos con las mías. Por fin mi mente ha
logrado imponerse a mis primarios instintos del goce inminente.Tengo que
detenerlo un momento, y tengo que hacerlo ya.
Si quieres empezar por el principio, ve a aquí: http://erodisea.blogspot.com.es/2012/03/el-masaje.html
Durante los últimos minutos, mientras sus manos se paseaban una y otra
vez por las proximidades de mi sexo sin siquiera rozarlo, me estaba
exasperando. Lo normal en estos casos es que me acariaciara un poquito
para ver cómo reaccionaba yo, y dado que no pensaba oponerme, avanzar
hasta mi vulva bajo mis bragas, o incluso quitarlas para acariciarme sin
barreras de por medio. Pero una y otra vez yo sentía como sus dedos se
encaminaban al centro donde se unen mis muslos, y, cuándo ya parecía que
esta vez sí, de nuevo retrocedían, unas veces con la misma lentitud del
acercamiento, otras bruscamente.
No
sé si sería porque no se atrevía a dar el paso, y por eso titubeaba en
el mismo borde y volvía a empezar una y otra vez, o por el contrario era
una táctica premeditada para calentarme, a fuego lento, haciéndome
esperar, para que así lo que él insinuaba y no me daba, yo lo deseara
cada vez más y más. Y lo estaba consiguiendo el muy cabrito.
Intentaba
resistirme a los deseos de mi cuerpo, pero era tan agradable cerrar los
ojos y abandonarme a sentir sus manos subir por mis muslos, ora
rozando la piel, ora amasando cada músculo de mis piernas, pero siempre
calientes, muy calientes, cada vez más, pues al hacer subir la
temperatura de mi piel, ambas epidermis alimentaban una la energía de la
otra, y mi sexo empezaba palpitar, y mis labios ya también ardientes,
además de húmedos y esponjosos ansiaban un contacto más firme y que esa
tórrida piel por fin los alcanzara y se paseara sobre y entre ellos.
La
primera vez que tocó mi pierna con la excusa del tatuaje, sin bien
apenas fue un ligero roce, ya sentí esa calidez, y pensé que a poco
hábil que fuera, sería estupendo recibir un buen masaje de esas manos
tan calientes.
Había
pasado simplemente a saludarle y fumar un cigarro juntos. Una
amiga común me había comentado que estaba por aquí, y que le había ocnfesado que atravesaba
una mala racha en su relación de pareja, y de abstinencia sexual. Aunque le había tratado poco, y siempre en público, nunca a solas, me caía bien, no me parecía que se lo mereciera.
Le conocía desde hacía dos años,
tal vez tres, aunque en todo ese tiempo apenas le había visto media docena
de veces. Le había catalogado entre los, digamos, “pícaros”: Un punto
descarado pero con educación, siempre me decía algo agradable sobre mi
aspecto, sin ser adulador; Me miraba el escote de cuando en cuándo pero
sin babear; Con cualquier excusa me tocaba sin llegar a ser sobón, como
al saludarnos con un par de besos, que rozaba una de mis manos con las
yemas de sus dedos, y yo sentía ese contacto como un tercer beso,
añadido a los dos que, muy cerca de la boca, me daba en las mejillas.
Pude ver cómo saludaba a muchas otras chicas, y observé que no con todas
hacía lo mismo, sólo con algunas. Coqueteaba como conmigo, a las
mismas a la que saludaba como a mí y tocaba como a mí. Por tanto, según
mis observaciones, no apuntaba a todo lo que llevara faldas, si no que
elegía con quién flirteaba. Y a mí me gustaba que fuera selectivo. Y
hasta cierto punto me intrigaban sus criterios de casting.
.
Pero
ahora que había disfrutado de los primeros acordes de esta estupenda
melodía en forma de masaje, no iba a desaprovechar esta ocasión. En
general, si me apetecía, no tenía demasiados problemas para encontrar un tío que
llevarme a la cama y echar un polvo, aunque con resultados irregulares y
bastantes sorpresas, pero toparme con uno que manejara bien sus manos
para tocarme, acariciarme, que estuviera atento a las reacciones para
amasarme, rozarme o acariciarme dónde y cómo en cada momento necesitara,
eso era bastante más difícil. Y, dada la labor que me estaba haciendo
en los minutos que llevaba tocándome, y la calidez de su piel, éste
como masajista prometía. Y mucho.
En fin, que llevaba unos meses en el dique seco, y a mí eso me parecía
una lástima, pues creo que en la cama podía dar juego. Y parecía claro que
íbamos a follar, pero después de recibir yo un buen masaje. Al fin y al
cabo, él solito se había metido en ese charco.
Por eso yo ahora tenía que
sacar fuerzas de flaqueza y dar un golpe de timón para cambiar de ritmo,
pues si le dejaba seguir encendiéndome, el polvo era inminente, y si
éste empezaba antes de tiempo, me arriesgaba a quedarme sin el masaje.
Así que, como decía, estiré mis brazos y cojí sus manos para que me ayudara a incorporarme, mientras le decía:
- Mejor seguimos en la cama, que estaremos más cómodos, ¿no?
- Mucho mejor, así podré ponerte aceite y masajearte todo el cuerpo, .
La
sola idea de sentir mi piel ungida por un reconfortante aceite de
masaje aplicado por las manos que con tanta dulzura me habían dejado las
piernas como nuevas y el sexo como una esponja, me hizo ponerme en pie
de un salto, y darle un corto pero cariñoso beso en los labios.
- Eres un sol. Ea, vamos pues.
continúa:
http://erodisea.blogspot.com.es/2012/10/masaje-iv-completo.html
Vlixes, entra en mi blog. ¡Te ha caído el Premio Liebster! Felicidades!!!!
ResponderEliminar¿Estás bien, Vlixes? No es que sea para dar saltos de alegría lo del premio, pero podías dar señales de vida... Se te echa de menos...
ResponderEliminar¿Estás bien, Vlixes? No es que sea para dar saltos de alegría lo del premio, pero podías dar señales de vida... Se te echa de menos...
ResponderEliminarGracias por tu interés Uol, me ha ayudao mucho tu apoyo. Y sí, sí es para dar saltos de alegría.
EliminarDespués de haberme leído esta trilogía sobre el masaje, estoy asombrada, reconfortada y excitada....mmmm!
ResponderEliminarAhora que no nos lee nadie, te diré que nunca me dieron un masaje así, bueno casi ningún masaje. Ahora ya no los espero, la piel se acostumbra a vivir sola.
Me ha sorprendido la tercera parte; la visión de ella, después de haber leído y sentido la de él. Muy agradable, y me pregunto si habrán más partes.
Gracias por tu paciencia al leerlo todo, y por tus amables palabras.
EliminarTras el agradecimiento,la regañina: ¿Qué es eso de "YA NO LOS ESPERO"?
El sábado hice un comentario en una entrada antigua de tu casa(Copio):
"En los últimos años, los encuentros más excitantes del año me han ocurrido (m´s bien sobrevenido) en septiembre.
Quedan dos días de este, pero aún sueño con que en este también."
¿Iluso? Puede, pero ocurrió. Ayer, bien de mañana, me encontré un correo en mi bandeja de entrada que me resultó emocionante, MUYYYYYY emocinante, yo diría que hasta turbador, por lo sorprendente. Las circunstancias impidieron que el asunto pasara a mayores (de escrito a oral), pero ha quedado la puerta abierta, quizá hoy hablemos.
Para que algo ocurra, antes hemos de desearlo, o al menos soñarlo.
Sí, hay más partes. Estoy trabajando en la siguiente, que subiré pronto. (Tengo mucha correspondencia por contestar, y debo, y me apetece cumplimentar primero a mis amig@s)
Un abrazo
dices que hay más partes; pues me encantará leerlas... me encantará leer el completo, porque si el masaje es tan bueno, quiero cerciorarme de que el resto estará a la altura.
ResponderEliminarbiquiños,
Gracias, Aldabra, eres muy amable. Espero no defraudarte
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